Estimados amigos,
Hoy quiero hablaros de un intrépido héroe alemán de la 2ª Guerra Mundial, y no de mis favoritos, dicho sea de paso, de las Waffen-SS por el tremendo valor y esfuerzo realizado durante su impresionante gesta que acabaría valiéndole la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, tal y como se aprecía en la fotografía de más arriba. De hecho, tal acción de combate ha hecho que le titulé "El Rambo" de las Waffen-SS en mi próximo libro sobre héroes de las Waffen-SS que estoy preparando, ¡no paro!
Pero antes os quisiera recordar que ya podéis seguirme en Twitter, soy @DelhRoh o a través de Facebook en mi página oficial de "seguidores". Podéis acceder a mis respectivos sitios pinchando aquí:
Christen,
Fritz, nacido en la pequeña ciudad de Wredenhagen el 29 de junio de 1921. Su ciudad,
enclavada en el estado alemán de Mecklenburg-Vorpommern era una minúscula
ciudad de agricultores donde toda la vida de los integrantes de la comunidad
giraba en torno a la iglesia local. En este ambiente tan tranquilo y acogedor,
ajeno a las crisis nacionales creció el futuro héroe de guerra, en un acogedor
hogar.
Las
tensiones de los años siguientes y el cambio social en Alemania no fue ajena
para la pequeña comunidad de Christen, por lo que muy pronto, quizás a temprana
edad se alistara a las juventudes hitlerianas. No es de extrañar que el
muchacho de pueblo se dejara impresionar por los impolutos uniformes y férrea moral
de los futuros soldados que formarían el núcleo duro de las futuras fuerzas de
élite del Tercer Reich, las Waffen-SS.
No
sabemos cuando pasó a formar parte de las Waffen-SS, pero fue inmediatamente
aceptado gracias a tu porte ario, su elevada altura (medía más de metro setenta
y cinco), su pelo rubio y sus profundos ojos azules, ojos cegados por el
fanatismo al nazismo y al cuerpo de élite del que pasó a formar parte. Seguramente engrosaría dicha formación
en torno a 1939, es decir a la edad de
17 u 18 años. Muy seguramente pasaría a formar parte de su unidad, la División
Totenkopf en torno a mediados de octubre de 1939 (la unidad se forma el 16 de
octubre de 1939) por lo que es casi seguro que pasó a formar parte del II
regimiento Brandenburg, dado que este tenía su sede en
Oranineburg-Sachsenhausen, no muy lejos de su lugar de nacimiento.
¿Pero
en que se especializó? No hay duda de que Christen fue al principio un mero
soldado de infantería, dado que la División Totenkopf no se convertiría en una
división de Panzergranadier blindada hasta 1941, año en la que empezaría la
Operación Barbarroja.
De mero
soldado, ya condecorado con la Cruz de Hierro de 2ª Clase y, extrañamente, sin
haber resultado nunca herido en combate gracias quizás a su fortuna, a pesar de
haber combatido en Polonia y Francia, recibió varios cursos de adiestramiento
para convertirse en apuntador de una pieza artillera, un poderoso cañón Pak de
50 milímetros (5 cm Panzerabwehrkanone 38), formando parte de la 2ª Compañía de una unidad antitanque de apoyo a la
División.
Son las primeras horas del
24 de septiembre de 1941, amaneciendo un día más sobre la fría estepa rusa. La
temible unidad de Christen se ha adentrado en territorio enemigo, y nuestro
protagonista tiene cosidos en las mangas de su uniforme los galones que le
delatan como un SS-Unterscharfuhrer, es decir, cabo. Las unidades alemanas avanzan mientras que
varias piezas disparan. En esas piezas está la pieza en la que Fritz forma
parte de una dotación que dispara sin cesar a las fuerzas soviéticas, compuesta
por soldados y varios tanques que arremeten contra el imparable avance alemán
al norte de la aldea de Lushno. Pronto el avance alemán se detiene y la vanguardia
huye en masa mientras que las piezas antitanque continúan disparando sin cesar.
De pronto, varias explosiones y disparos aturden momentáneamente a Christen
cuando varias bombas procedentes de varios aviones y de los tanques enemigos
impactan cerca de su posición. Todo está cubierto por el humo negro de vehículos
ardiendo, el humo de las explosiones y los sonidos silbantes de balas que
viajan en todas direcciones. Está ligeramente conmocionado debido a una
explosión cercana. Está herido pero son todos cortes superficiales. Cuando
logra recuperar el control un rápido vistazo al resto de miembros de su
dotación le hace despertar: <todos sus compañeros están muertos>. Delante
de él varios tanques avanzan, así como varios pelotones de soldados que
disparan sin cesar a todo lo que tienen delante. Otras piezas antitanque son
también puestas fuera de combate. Sin tiempo para pensar Fritz comienza a
cargar y a disparar su pieza antitanque, que pese a los impactos aún parece
operativa.
Fritz dispara sin
cesar durante la primera hora, consiguiendo destruir a uno o dos tanques y
deteniendo casi de forma milagrosa al enemigo. A su alrededor solamente hay
piezas de artillería destruidas y la mayor parte de los compañeros de su unidad
muertos a su alrededor. Varios disparos más disuaden momentáneamente al enemigo
para que avance, por lo que rápidamente el valiente cabo comienza a acumular a
su alrededor la mayor cantidad posible de munición. ¿Huir? Indudablemente no es
una palabra que esté en su vocabulario. Fritz Christen es un miembro de las
Waffen-SS, y la retirada no es una opción, independientemente de las
circunstancias. Un lema recorre sus labios una y otra vez, casi como un leve
susurro, que obviamente se ve apagado por las explosiones y los disparos: Meine Ehre heißt
Treue (N. del T. : “Mi honor es mi lealtad”), el
lema de las Waffen-SS. Continuó su lucha en solitario mientras era acosado por
fuego de armas ligeras, fuego de mortero y varios tanques. Continuando sin
parar continuó disparando su arma antitanque, impactando en los tanques
soviéticos y poniéndolos fuera de combate.
El día llegaba a su fin y tras de sí los
soviéticos habían dejado decenas de muertos y 6 tanques destruidos a manos de
nuestro impresionante héroe de guerra. Sin munición y sin suministros, Fritz
abandonó su posición al amparo de la oscuridad. ¿Y qué creéis que hizo? Pues
NO, no huyo, sino que aprovechó la noche para recoger más municiones y estar
preparado para seguir defendiendo su posición a toda costa, a pesar de que
estuvo prácticamente la totalidad del día luchando en solitario, defendiendo
aquella posición. ¿Por qué tal tenacidad? Muy sencillo, sus órdenes habían sido
claras: proteger aquella posición, lugar que seguiría defendiendo hasta sus
últimas consecuencias.
El día volvía de nuevo sobre aquel rincón
de la inmensa Rusia. Los primeros rayos del sol volvían a golpear la faz de
Fritz, que ya estaba preparado para la siguiente acometida de las tropas soviéticas
que de nuevo, con las luces del alba, se lanzaron al ataque. Varias decenas de
soldados, apoyados por varios tanques y fuego de mortero se lanzaban a destruir
aquel sector del frente. ¿Cuántos hombres alemanes habría aún allí defendiendo
aquella posición? Los soviéticos desconocían que ante ellos solamente quedaba
un hombre, un héroe de guerra con su pieza antitanque.
El intercambio de disparos continuó durante
todo el día mientras que las tropas soviéticas avanzaban contra la débil posición
alemana, pero a pesar de los disparos, a pesar de la clara superioridad
soviética, Fritz continuó disparando y
disparando, cargando, apuntando y disparando su pieza antitanque una y otra
vez. Ennegrecido por el humo y pese a la fatiga, el hambre y la sed continuó en
su puesto durante aquellas largas horas diurnas. De nuevo la noche caía sobre
el campo de batalla, y los soviéticos dejaban atrás al menos otros 10 tanques
destruidos y decenas de muertos, y de nuevo, habían sido incapaces de tomar
aquella posición… defendida por un único hombre… durante otros dos días de
duros combates.
Las primeras luces del alba trajeron
consigo la llegada de unidades de las Waffen-SS que se desplegaron en la zona
que habían perdido dos días atrás. No esperaban encontrar supervivientes, pero
allí, apoyado en su cañón y con gesto cansado les esperaba Fritz. Al menos 16
tanques y más de 100 hombres habían sido eliminados durante aquellos tres días
de intensa lucha. Los soldados curtidos que llegaron a aquel lugar del Frente
no podían explicar como un solo hombre había podido detener a cientos de
soldados soviéticos, a decenas de carros blindados y hacerlos huir… pero no
importaba porque lo estaban viendo con sus propios ojos.
Ese mismo 27 de septiembre, el SS-Obergruppenführer
Theodor Eicke, el general de la División, prendía en su pecho la codiciada Cruz
de Hierro de Primera Clase, pero además le recomendó inmediatamente para ser
condecorado con la condecoración más importante de la Alemania Nazi, la Cruz de
Caballero de la Cruz de Hierro. Fue rápidamente mandado llamar a Rastemburg, el cuartel general de Hitler, donde
un agradecido Führer le condecoraba con la Cruz de Caballero en una recepción
oficial.
- Momento en el que Christen recibe la Cruz de Caballero de manos de Adolf Hitler -
De esta forma se convertía en el primer soldado de baja graduaciónde su unidad en conseguir tan impotante condecoración. Regresó a su unidad donde continuaría luchando en el Frente del Este hasta mayo de 1945, rindiéndose a tropas norteamericanas junto a lo que quedaba de su unidad en Checoslovaquía. Allí los americanos le entregarían al Ejército Rojo, donde fue duramente tratado junto con el resto de sus compañeros en los gulags de Siberia. Muchos de sus compañeros no sobrevivirían a tan duro confinamiento, pero él conseguía la libertad tras varios acuerdos diplomáticos en 1955. Tuvo una vida tranquila hasta su óbito en 1995.
La División Totenkopf se formó el 16 de octubre de 1939 por decreto de Adolf Hitler, tiene su origen en las unidades creadas para la custodia de los campos de concentración, las SS-Totenkopfstandarten (literalmente «regimientos SS de la calavera» — Totenkopf significa «calavera») después de que el control de dichos campos hubiese pasado de los regimientos de las SA a las SS en 1934. La inspección de esos campos se confió a Theodor Eicke.
ResponderEliminarA principios de febrero de 1943 la División Totenkopf fue asignada de nuevo al Frente Oriental como parte del Grupo de Ejércitos Sur comandado por Erich von Manstein. Como parte del cuerpo Panzer SS del SS-Obergruppenführer Paul Hausser tomó parte en la Tercera Batalla de Járkov haciendo frente la ofensiva soviética. Durante la batalla el comandante Theodor Eicke murió cuando su avión Fieseler Storch fue derribado por la artillería soviética cayendo su avión más allá de las líneas soviéticas. La división montó un ataque para asegurar el sitio del impacto y recuperar el cuerpo de su comandante. El cuerpo de Eicke fue repatriado y enterrado con todos los honores militares. Hermann Priess fue designado comandante de la división.
Extraordinario combatiente...lo que Dios le dio de sobrevida en el combate lo tradujo con creces en bajas enemigas. Empero me recuerda a un Rambo, otro sobresaliente y táctico combatiente: Adrian von Folkersam
ResponderEliminarMe imadgino que el tal Fritsh puso el mismo celo en asesinar a miles de judíos cuando la Totenkopf recibió órdenes de acabar con toda la poblaciòn hebrea de Ucrania...seguro que le encantó la "hazaña bélica" del barranco de Babi Yar...en la guerra no hay héroes, solo asesinos,sean del bando que sean, se enfrenten a otros ejércitos o masacren a inocentes desarmados
ResponderEliminarlo tuyo es la demagogia
EliminarHombre los judios no son precisamente almas de la caridad, sino mira como tratan a los palestinos, o los grandes banqueros judios como hacen caer paises enteros, y dicen que los demás tenemos que aprender de lo que les ocurrió a ellos, no veo el qué cuando ellos no han aprendido nada.
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ResponderEliminarLa historia por mas que este en los diarios de la division huelen a propaganda...y una falta total de respeto a sus camaradas muertos...llevarse la gloria ajena es uno de las peores cosas
ResponderEliminarSomos imperfectos, por eso cuando argumentamos algo, estaremos olvidando otros hechos. Si no fuera así estaríamos mudos...
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